habiendo vivido rodeada de tanta mente alquilada
Ella no me dio ninguna respuesta,
solo me llenó de espejos y preguntas.
Yo que iba derechita por el camino de los corderos
ella me empujó cuesta abajo y luego gritó:
"Levántate, ha llegado el momento!"
Me crucé con esa maga, no de las feas y malas que son puro cuento para sostener con sustento esta cultura inventada
Sino de las sabias mujeres, locas lindas sin varita ni escoba,
que aun así vuelan alto, dialogan con la Luna y te hablan con fundamento.
Esas que con pocas palabras son capaces de cambiarte la vida
con muchas más fuerza que los cuatro elementos.
Gracias, Alejandra Baldrich
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